Tipos de tierra para invernadero

Los tipos de tierra para invernadero son un factor clave para garantizar el éxito de tus plantas en un invernadero pequeño. La elección del tipo adecuado de tierra puede hacer la diferencia en la salud y crecimiento de tus plantas.

Cada especie de planta requiere diferentes tipos de suelo para prosperar. Aquí presentamos algunos de los tipos de tierra más comunes para plantas cultivadas en invernaderos.

  • Tierra para macetas: Es un tipo de tierra ligera y bien drenada, ideal para plantas cultivadas en macetas o contenedores. Se compone de una mezcla de tierra de jardín, turba y arena.
  • Tierra de hoja: Tierra húmeda y rica en nutrientes, ideal para plantas que prefieren un ambiente húmedo. Se compone de hojas en descomposición, musgo y tierra. Rica en materia orgánica y se utiliza principalmente para cultivar plantas de hoja como la lechuga, la achicoria y la espinaca.
  • Tierra de cactus: Es una tierra seca y bien drenada, diseñada específicamente para cactus y otras plantas suculentas. Se compone de arena, grava y tierra de jardín. Se mantiene seca y permite una buena drenabilidad para evitar el exceso de humedad.
  • Tierra de humus: Es una tierra húmeda y rica en nutrientes, ideal para plantas que prefieren un ambiente húmedo y rico en materia orgánica. Se compone de abono orgánico, turba y tierra de jardín.

En consecuencia, es importante tener en cuenta la acidez de la tierra y ajustarla si es necesario para garantizar un ambiente óptimo para tus plantas.

Consejos para los tipos de tierra para invernadero

Por consiguiente, hay muchas técnicas que puedes utilizar para mejorar la calidad de la tierra en tu invernadero pequeño. Algunas de las más efectivas incluyen:

Añadir compost: El compost es una excelente manera de añadir nutrientes y materia orgánica a la tierra. Puedes hacer tu propio compost con restos de comida y de jardinería. Del mismo modo, puedes comprar un compostador o hacerlo casero.

Mezclar tierras: Puedes mezclar tierras para crear una mezcla óptima para tus plantas. Por ejemplo, puedes mezclar tierra de jardín con tierra para macetas o con turba.

Añadir abono orgánico: Puedes añadir abonos orgánicos, como estiércol de caballo o abono de pescado, para añadir nutrientes a la tierra.

Usando una capa de mulching: El mantillo ayuda a retener la humedad ya mantener la temperatura constante en la tierra.

Realizar pruebas de suelo: Puedes realizar pruebas de suelo para determinar qué nutrientes le faltan a tu tierra y buenos son los niveles óptimos de pH.


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